En principio, de los daños que se provoquen como resultado de la conducción de un vehículo, pueden resultar responsables el conductor, la aseguradora del vehículo y también el propietario del mismo. Desde este punto de vista, al prestar el vehículo a un tercero, ya sea familiar o conocido, estamos asumiendo un riesgo en relación a los posibles daños que ese conductor pudiera provocar a otros usuarios de la vía en el caso de producirse un accidente.

Sin embargo la regla general tiene sus excepciones que vendrán determinadas por la causa concreta del accidente del que se deriven los daños reclamados. Como ejemplo, viene a colación el caso analizado por la Sentencia de la Audiencia Provincial de Pontevedra de 14/05/2021.

La referida Sentencia analiza la responsabilidad civil derivada de un accidente de tráfico en el que se reclamaban los daños a la propietaria de un vehículo que había sido provocado cuando el mismo era conducido por otro conductor al que la primera había prestado el coche.

En este caso, la Audiencia Provincial ha determinado que la propietaria no es responsable de los daños reclamados por el accidente ya que ninguna responsabilidad se le puede atribuir puesto que la causa directa y principal del siniestro fue el exceso de velocidad, y ello a pesar de que las ruedas del vehículo estaban desgastadas.

Como vemos, la propietaria del vehículo, a pesar de no ser la conductora causante del accidente, fue llevada ante el Juzgado para reclamarle la indemnización por los daños resultantes del siniestro como consecuencia de su  titularidad sobre el automóvil; en atención a la causa principal del siniestro (exceso de velocidad) se «libra» de responder por los daños pero, del propio tenor de la Sentencia se infiere que, de haberse determinado que la causa del siniestro hubiese sido alguna relativa al estado del vehículo, sí que se le hubiera atribuido responsabilidad y, por tanto, hubiera tenido que responder de los daños originados en el accidente en cuestión.

En cualquier caso, hay que ser cautelosos cuando prestamos nuestro vehículo a un tercero pues, dependiendo de las circunstancias, podemos ser considerados responsables de un accidente aún sin ser el conductor involucrado.

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